carmen

obradoiro

02/07/2007 Santiago - Vilanova de Arousa 59 Km (59)

No dormí mucho en el autobus. Casi más de día que de noche. Recordaba aquel trayecto, también en autobus desde Istanbul a Adana. Y todo lo que sentía. Pero no quise recordar más. Mire por la ventana porque un nuevo viaje comenzaba.
Cambié el azul del mediterraneo por el verde gallego; muy intenso. Me imaginaba su olor tras el cristal. Pasamos por A Coruña, y ya sólo quedabamos seis personas. El desembarco en Santiago fue agradable por la compañia de aquellos cicloviajeros que habían hecho parte del camino desde Astorga y ahora esperaban para volver a sus casas con mucho que contar. Monté la bicicleta, y mis ganas por empezar a pedalear crecían por momentos. Pero responderían mis piernas?. Por culpa de esas ganas mi visita a Santiago no fue lo extensa que se merece la ciudad. A pesar de la cantidad de gente que había: un montón de caminantes, peregrinos, cicloviajeros, turistas, ... Santiago me gustó. Las placitas, las casas de piedra, la catedral, aquel parque donde comí, ... Todos se reunian en la plaza del Obradoiro y comentaban sus viajes llenos de anecdotas; yo lo empezaba en ese momento.
Y las piernas respondieron. Hacia mucho calor, el cielo estaba despejado y el aire era limpio. Pero mis primeros kilómetros fueron a un buen ritmo. Paré en Padrón y llegué a la ría de Arousa. Luego recordé que era punto importante de entrada de droga, y relacioné algunas cosas extrañas. Como restaurantes lujosos desiertos, lanchas motoras junto a las barquitas de pescadores...
En un pequeño camping junto a la playa, familiar, sencillo pero agradable pernocté. Allí me volví a sentir observado. La reciente luna llena volvia loca a la marea también durante la mañana. La isla de Arousa seguia frente a la playa al amanecer.